Intervención de Fabio Panetta, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, en la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo
Bruselas, 15 de junio de 2022
Es para mí un placer estar aquí con todos ustedes para analizar los avances realizados en nuestro proyecto de un euro digital.
Un euro digital permitiría a los europeos utilizar dinero de banco central para realizar pagos digitales en la zona del euro, del mismo modo que pueden utilizar efectivo para efectuar pagos físicos.
Introducir el dinero de banco central en la era digital es un paso lógico ante la creciente digitalización de los pagos. Y es también un paso esencial, por dos razones principales.
En primer lugar, tenemos que mantener el papel del dinero de banco central como el ancla del sistema de pagos para asegurar la coexistencia, convertibilidad y complementariedad sin problemas de las distintas formas que puede adoptar el dinero. Es necesaria un ancla fuerte para proteger la unidad del dinero, la soberanía monetaria y la integridad del sistema financiero.
En segundo lugar, un euro digital contribuiría a nuestra autonomía estratégica y eficiencia económica, al ofrecer un medio de pago europeo que podría utilizarse para cualquier pago digital, cumpliría los objetivos sociales de Europa y estaría basado en una infraestructura europea.
Diseñaremos el euro digital de modo que los usuarios lo encuentren atractivo y deseen utilizarlo para pagar en cualquier sitio[1]. Conferir el carácter de moneda de curso legal[2] al euro digital permitiría conseguirlo; ésto será decidido por ustedes, los colegisladores y contribuiría también a la creación de los efectos de red esenciales para el éxito de cualquier solución de pago[3].
Trataremos de lograr también los máximos niveles de privacidad, así como contribuir a la inclusión financiera y promover la innovación digital, incluido lo relativo a la programabilidad de los pagos[4].
En cuanto a la puesta en práctica, estamos tratando de minimizar el plazo de salida al mercado, los costes, los riesgos y la huella ecológica del euro digital.
En particular, trataremos de asegurar que el euro digital aproveche la experiencia de los intermediarios financieros en los servicios orientados al consumidor, no desplace a los medios privados de pago y mantenga la estabilidad financiera. Y este es el aspecto en el que me centraré hoy: el posible impacto de un euro digital sobre el sistema financiero.
El euro digital y la evolución del sistema financiero
Al estudiar el diseño del euro digital, no nos limitamos a considerar el ecosistema de pagos actual, sino también su posible evolución futura.
Imaginemos un mundo en el que el banco central continúa ofreciendo únicamente efectivo, pero cada vez más gente prefiere realizar pagos digitales y donde las únicas formas digitales de dinero disponibles son privadas[5].
En un mundo así, el dinero de banco central perdería su papel central en los pagos y no podría garantizarse su complementariedad y convertibilidad entre el dinero público y privado[6]. Todo el sector monetario y financiero se vería privado de su ancla, el dinero de banco central, y quedaría expuesto a una posible inestabilidad[7].
Tampoco podría descartarse que soluciones y tecnologías digitales de pago no europeas, que operan en el extranjero, lleguen a dominar nuestro mercado de pagos, como hemos visto ya en algunos segmentos de mercado, como las tarjetas y los pagos por comercio electrónico. Este riesgo se vería potenciado por la expansión de los medios de pago ofrecidos por las grandes empresas tecnológicas, que pueden aprovechar su amplísima base de clientes, lo que podría suscitar dudas sobre nuestra autonomía y privacidad en los pagos y podría poner incluso en riesgo la soberanía europea[8].
Por otra parte, el sistema monetario internacional puede contemplar la aparición de monedas digitales de banco central en grandes economías. Estas monedas ofrecerían beneficios en términos de eficiencia, escalabilidad, liquidez y seguridad que reforzarían su atractivo internacional y podrían facilitar también los pagos transfronterizos, lo que podría reforzar su papel como unidad de pago mundial[9]. En este contexto, no emitir un euro digital podría debilitar el papel internacional del euro y generar riesgos adicionales para la soberanía.
Este escenario no es inminente, pero podría materializarse en el futuro si no comenzamos a actuar desde hoy.
Y si no actuamos, también habrá una mayor confusión sobre el dinero digital. Los criptoactivos son un buen ejemplo[10]. No están respaldados y no pueden desempeñar las funciones del dinero. Tampoco son estables ni escalables. Las operaciones son lentas y costosas. Y en algunas formas, representan un peligro para el entorno y para otros objetivos de la sociedad. Las criptomonedas estables (stablecoins) están expuestas a retiradas masivas, como hemos visto recientemente en el caso de las criptomonedas estables algorítmicas. En este contexto, es esencial cubrir todas las lagunas regulatorias existentes en el ecosistema de los criptoactivos. Cuento con la labor de este Parlamento para asegurar que las negociaciones actuales sobre el Reglamento de la UE sobre mercados y criptoactivos (MiCA)[11] y sobre las propuestas legislativas en curso respecto a la lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo, especialmente en relación con la información que acompaña a las transferencias de fondos y ciertos criptoactivos (FCTR)[12], den lugar a un marco regulatorio ambicioso.
Para evitar esta confusión sobre lo que es y lo que no es dinero digital, necesitamos que el banco central aporte el suyo propio, respondiendo a la demanda de digitalización y proporcionando un ancla de estabilidad para el mundo de las finanzas digitales.
Proteger la estabilidad del sistema financiero
Para que el euro digital desempeñe este papel, tenemos que evaluar cuidadosamente su posible impacto sobre la política monetaria, la estabilidad financiera y la prestación de servicios por los intermediarios financieros[13].
Un euro digital lo emitiría, obviamente, el banco central. Y a diferencia de los actores privados potencialmente dominantes en el mercado de pagos digitales del futuro, como las grandes empresas tecnológicas, el banco central prestaría especial atención a las consideraciones de estabilidad financiera y a la conservación de un ecosistema diverso y dinámico.
Esto no implica que deba mantenerse el statu quo, sino que los riesgos potenciales derivados de la introducción de un euro digital deben contenerse tanto en las épocas normales como en los momentos de tensiones financieras. Hemos examinado detalladamente estos aspectos durante los últimos meses.
Estamos analizando muy atentamente los riesgos para la transmisión de la política monetaria y la estabilidad financiera que podrían resultar de la conversión de grandes partes de los depósitos bancarios de la zona del euro al euro digital.
Los depósitos constituyen actualmente la principal fuente de financiación para las entidades de crédito de la zona del euro[14]. Si no estuviera bien diseñado, un euro digital podría dar lugar a la sustitución de una cantidad excesiva de estos depósitos. Las entidades de crédito pueden responder a estas salidas de fondos gestionando el equilibrio entre el coste de financiación y el riesgo de liquidez[15]. El atractivo de los depósitos de los bancos comerciales influirá también en el grado de sustitución.
Pero todas las consecuencias no deseadas que pueden derivarse de la emisión de un euro digital para la política monetaria, la estabilidad financiera y la asignación del crédito a la economía real deben minimizarse por adelantado mediante un adecuado diseño.
Y resulta ciertamente posible diseñar un euro digital con herramientas eficaces que impidan su uso como forma de inversión, mientras se fomenta su uso como medio de pago.
Una de estas herramientas son los limites cuantitativos a las tenencias individuales[16]. Otra herramienta consiste en desincentivar su uso como una forma de inversión mediante la aplicación de una remuneración desincentivadora por encima de un cierto umbral, sometiendo a las participaciones mayores a tipos menos atractivos[17].
Nuestro propósito es incluir ambos tipos de herramientas (límites y remuneración por tramos) en el diseño de un euro digital. En un momento más cercano a la posible introducción de un euro digital, decidiremos cómo combinar y calibrar estas herramientas para conservar la estabilidad financiera y la orientación y transmisión de nuestra política monetaria[18]. Para adoptar estas decisiones deberá tenerse en cuenta el entorno económico y financiero existente en el momento.
Nuestros análisis preliminares indican que mantener unas tenencias totales de euro digital de entre un billón y un billón y medio de euros evitaría los efectos negativos para el sistema financiero y la política monetaria. Esta cantidad sería comparable a las tenencias actuales de billetes en circulación. Dado que la población de la zona del euro es actualmente de en torno a 340 millones de personas, esto permitiría tenencias de entre 3.000 y 4.000 euros digitales per cápita.
Al diseñar los parámetros iniciales para limitar o desincentivar las tenencias de euros digitales para fines de inversión deben tenerse en cuenta dos factores «dinámicos». En primer lugar, la adopción de la nueva moneda digital por los ciudadanos será gradual: probablemente, pasarán varios años hasta que la mayoría de la población tenga euros digitales. En segundo lugar, puede ser más conveniente pecar de cautelosos al calibrar estas herramientas y posteriormente ajustarlas en función de la experiencia y del uso del euro digital a lo largo del tiempo.
Al mismo tiempo, al diseñar las herramientas buscaremos la simplicidad tanto en la aplicación técnica como en la experiencia del usuario[19]. Queremos proporcionar a los ciudadanos un producto fácil de entender y de utilizar.
Contribuir a un sistema monetario y de pagos europeo eficiente
Asegurar la amplia accesibilidad y empleabilidad del dinero de banco central para los pagos minoristas digitales en toda la zona del euro no solo ayudaría a mantener la integridad y la estabilidad de nuestro sistema financiero, sino también a lograr un sistema monetario y de pagos eficiente en Europa.
Un euro digital contribuiría a reforzar la autonomía estratégica y la capacidad de resistencia del mercado de pagos minoristas en euros, lo que nos permitiría también reaccionar frente a las posibles perturbaciones del flujo de pagos en euros causadas por la materialización de riesgos geopolíticos.
La emisión de un euro digital respaldaría la soberanía y la estabilidad europea de dos formas: en primer lugar, al contribuir al desarrollo de servicios de pagos regidos por Europa; y en segundo lugar, al promover un ecosistema con capacidad de resistencia para los pagos minoristas en euros.
Para que el euro digital alcance este objetivo, los operadores públicos y privados han de colaborar en busca de una solución de pagos digitales realmente paneuropea. Recordemos la introducción de los billetes y monedas en euros: la transición a la nueva moneda fue un empeño conjunto de los operadores públicos y privados. Esto mismo debemos hacer ahora en la era digital.
Los intermediarios financieros desempeñarán sin duda un papel fundamental en la distribución del euro digital. Su experiencia es esencial para nosotros, en particular en áreas como la incorporación de los consumidores, los controles contra el blanqueo de capitales y los servicios orientados al consumo[20].
Un euro digital no restringiría, sino ampliaría las opciones de negocio y de servicios y permitiría a los prestadores de servicios enriquecer su cartera y desarrollar nuevos productos y servicios en torno al euro digital en beneficio de sus clientes. Teniendo esto en cuenta, estamos aumentando nuestra interacción con las entidades de crédito y otros participantes en el mercado, incluidos los representantes de los consumidores y los comercios. Estamos escuchando atentamente a sus puntos de vista[21].
Conclusión
Permítanme concluir.
Estamos diseñando un euro digital que permitiría utilizar dinero de banco central para realizar pagos digitales, ofreciendo a los europeos un medio de pago digital utilizable en toda la zona del euro para sus pagos cotidianos y respaldando los objetivos de la sociedad europea.
Un dinero digital emitido por el banco central y a disposición de todos proporcionaría un ancla de estabilidad para el mercado de pagos y mantendría la coexistencia del dinero público y el dinero privado, que ha funcionado bien hasta ahora.
Los intermediarios desempeñarán un papel fundamental en la distribución de un euro digital.
Estamos tratando de anticipar desde el inicio las posibles consecuencias indeseadas de la emisión de un euro digital para la política monetaria, la estabilidad financiera y la asignación del crédito a la economía real.
Su intervención como colegisladores será fundamental para asegurar la creación del marco regulatorio necesario para las formas públicas y privadas de dinero en la era digital. Por mi parte, continuaré informándoles periódicamente de nuestros avances en esta fase de investigación.
Quedo a su disposición para iniciar nuestro debate.
Los resultados de los grupos de discusión sugieren que la característica más importante que los ciudadanos consideran que debe tener un nuevo instrumento de pago digital es la posibilidad de «realizar pagos en cualquier lugar». Esta conclusión fue común en todos los países y grupos de edad. La segunda característica más valorada es la posibilidad de realizar con facilidad pagos inmediatos y sin contacto, en especial para pagos entre particulares. Por último, los participantes en los grupos de discusión se mostraron a favor de una solución que permita realizar pagos inmediatos entre particulares con independencia de la plataforma que utilicen los ordenantes y los beneficiarios. Véase Kantar Public (2022), Study on New Digital Payment Methods, marzo.
Una economía digital está determinada por los efectos de red y el dinero digital es un bien de red. Esto significa que cuantas más personas posean y utilicen el euro digital, más atractivo y valioso resultará para los demás usuarios, lo que, a su vez, aumentaría el número potencial de personas que pueden desear adoptarlo como medio de pago habitual. Véase Katz, M.L. y Shapiro, C. (1994), «Systems Competition and Network Effects», Journal of Economic Perspectives, vol. 8, n.º 2, pp. 93-115; y Claessens, S., Dobos, G., Klingebiel, D. y Laeven, L. (2003), «The growing importance of networks in finance and its effects on competition», en Nagurney, A. (ed.), Innovations in financial and economic networks, Elgar, pp. 110-135.
Será necesario introducir cambios legislativos al actual marco regulatorio para la prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo a fin de permitir elevados niveles de privacidad más allá del escenario de referencia para los pagos digitales de bajo riesgo — es decir, diligencia debida simplificada para las operaciones en línea de bajo valor y exención de seguimiento de los pagos de proximidad de bajo valor. Véase Panetta, F. (2022), «Un euro digital que responda a las necesidades del público: encontrar el equilibrio adecuado», intervención en la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, Bruselas, 30 de marzo y BCE (2022), «Digital euro – Privacy options», presentación al Eurogrupo, 4 de abril..
F. Panetta, (2022), op. cit.
Los consumidores están girando ya de modo creciente hacia los pagos no en efectivo. Actualmente solo se emplea para realizar pagos el 20 % de las existencias de efectivo, frente al 35 % de hace 15 años. Véase Zamora-Pérez, A. (2021): «La paradoja del efectivo: entender la demanda de efectivo más allá del uso transaccional», Boletín Económico, número 2, BCE, Fráncfort del Meno.
Estamos acostumbrados a usar formas de dinero público y privado indistintamente. Los billetes y las monedas en euros son los únicos de curso legal en la zona del euro, y el efectivo es la única forma oficial de dinero a la que todos podemos acceder directamente. La confianza en el dinero público —depósitos bancarios, tarjetas de crédito y soluciones de pagos electrónicos— se sustenta en la capacidad de convertirlo, a la par, en dinero público, lo que permite el buen funcionamiento de los sistemas de pago y el flujo del comercio.
F. Panetta (2021), «Monedas digitales de banco central: un ancla monetaria para la innovación digital», discurso pronunciado en el Real Instituto Elcano, Madrid, 5 de noviembre.
Panetta, F. (2021), «The present and future of money in the digital age», conferencia en las Lectiones cooperativae de Federcasse, Roma, 10 de diciembre.
Panetta, F. (2021), «“Hic sunt leones” – open research questions on the international dimension of central bank digital currencies (inglés)», discurso pronunciado en la conferencia BCE-CEBRA sobre los aspectos internacionales de las monedas digitales y las fintech, Fráncfort del Meno, 19 de octubre.
Panetta, F. (2022), «For a few cryptos more: the Wild West of crypto finance (inglés)», discurso pronunciado en la Universidad de Columbia, Nueva York, 25 de abril. Véase también Hermans, L. et al. (2022), «Decrypting financial stability risks in crypto-asset markets», Financial Stability Review, BCE, mayo.
En particular, sería importante que las criptomonedas estables con mecanismos de estabilización basados en algoritmos se traten como criptoactivos distintos de las fichas de dinero electrónico y las fichas referenciadas a activos, y no deben utilizarse para fines de pago. Dado que algunas criptomonedas estables algorítmicas han fallado anteriormente (incluido el reciente desplome de TerraUSD), los mecanismos de estabilización basados en algoritmos sin una reserva han mostrado ser conceptualmente defectuosos y no se han comportado mejor que el bitcoin en términos de estabilidad. Esto significa que las criptomonedas estables algorítmicas sin un emisor y una reserva deben tratarse igual que los criptoactivos distintos a las fichas de dinero electrónico y las fichas referenciadas a activos. Por otra parte, dado que los criptoactivos no tienen calidad suficiente para respaldar el valor y mantener la estabilidad de las fichas de dinero electrónico y las fichas referenciadas a activos, los activos de reserva de estas fichas no deben incluir ningún criptoactivo (fichas de dinero electrónico, fichas referenciadas a activos o criptoactivos distintos de estas dos fichas). Por último, debe clarificarse más la diferenciación entre las fichas referenciadas a activos referidas a otros criptoactivos y los instrumentos financieros convencionales: una ficha referenciada a activos diseñada para mantener un valor estable por referencia a otro criptoactivo o una cesta de criptoactivos podría considerarse como un instrumento financiero (por ejemplo, un criptoactivo que siga el valor de otro criptoactivo puede ser un fondo de inversión cotizado (ETF, por sus siglas en inglés). Este tipo de activos debería estar sujeto a la legislación correspondiente de la UE (como la Directiva relativa a los mercados de instrumentos financieros o el Reglamento sobre abuso de mercado).
También sería beneficioso que la nueva autoridad europea contra el blanqueo de capitales supervise a los proveedores de criptoactivos de mayor riesgo, pues ello contribuiría considerablemente a armonizar la supervisión en todos los Estados miembros de la UE.
Véase una descripción completa de los efectos de la introducción de un euro digital sobre el sistema monetario y financiero en Panetta, F. (2021), «The present and future of money in the digital age», conferencia en Federcasse’s Lectiones cooperativae, Roma, 10 de diciembre. Véase también Adalid, R, et al. (2022), «Central bank digital currency and bank intermediation», Occasional Paper Series, n.º293, BCE, mayo. Los análisis expuestos en este artículo contemplan distintos enfoques para evaluar los efectos de un euro digital sobre las entidades de crédito de la zona del euro.
Los depósitos minoristas a un día (hogares y empresas no financieras) representan en torno al 40 % del pasivo total de las entidades de crédito de la zona del euro. Los depósitos minoristas son un rasgo definitorio de los bancos comerciales: la recepción de depósitos y fondos reembolsables es el primer criterio de una entidad de crédito en el Derecho de la Unión. La mayoría de los depósitos minoristas pueden retirarse en un día y están remunerados con tipos a corto plazo muy bajos. No obstante, en la práctica, son un forma rígida o estable de financiación, a menos que se produzca una crisis bancaria. Estas características permiten a las entidades de crédito ofrecer préstamos con vencimientos más largos y mantener únicamente una parte del valor nominal de los depósitos creados de este modo en las «reservas» del banco central. Esta es la base del sistema bancario de reserva fraccionaria.
Las entidades de crédito concretas pueden responder a las salidas de fondos de varias formas a corto plazo; por ejemplo: i) empleando el exceso de reservas en el banco central que la entidad mantiene en su balance, reduciendo así su exceso de reservas; ii) adquiriendo reservas de otras entidades de crédito en el mercado interbancario a través de la venta de activos o de préstamos, garantizados o no y con distintos vencimientos; y iii) obteniendo más reservas del banco central mediante la venta de activos o mediante su uso como activos de garantía de préstamos garantizados.
Un límite de tenencia individual es el importe máximo de una moneda digital de banco central minorista que puede mantener cada usuario final. Véase el glosario del euro digital.
Un tipo de remuneración del dinero digital de banco central minorista es un tipo de interés aplicable a las tenencias de dinero digital de banco central minorista. La remuneración se considera por tramos si los tipos de interés aplicables a las tenencias están diferenciados entre categorías de tenencias definidas mediante umbrales. Véase el glosario del euro digital.
El diseño de un euro digital incluiría probablemente una combinación de herramientas, aun en el supuesto de que no se activen necesariamente todas ellas en el momento de la emisión.
Por ejemplo, estamos investigando una funcionalidad en cascada que permitiría a los usuarios recibir pagos en euros digitales por encima del límite de tenencia mediante la vinculación de una cuenta de euro digital a una cuenta de un banco comercial. El enfoque en cascada es una forma de gestionar las tenencias de dinero digital de banco central minorista por parte de los usuarios finales mediante la conversión automática del exceso de dinero digital de banco central minorista sobre el umbral de tenencia en un depósito bancario mantenido en una cuenta de un banco comercial vinculada elegida por el usuario final. Véase el glosario del euro digital. Los límites de tenencia podrían diferenciarse también por tipo de usuario, para responder a las necesidades de pago de los ciudadanos, normalmente situados en el lado del pagador, y de las empresas, que serán mayoritariamente las destinatarias finales de los pagos en euro digital.
Panetta, F. (2022), «More than an intellectual game: exploring the monetary policy and financial stability implications of central bank digital currencies», discurso en la Conferencia de Iniciativa Bancaria de IESE Business School sobre Tecnología y Finanzas, Fráncfort del Meno, 8 de abril.
Una amplia interacción con los participantes del mercado asegurará que un euro digital satisfaga las necesidades de los usuarios. Se ha puesto en marcha un importante conjunto de iniciativas, incluidos grupos de contacto de mercado, estudios y solicitudes de expresiones de interés sobre las características técnicas del diseño de un euro digital. Los expertos del BCE están intercambiando también puntos de vista sobre un euro digital con representantes de las organizaciones de la sociedad civil y el mundo académico europeos. Véase la declaración del BCE sobre la interacción con los participantes.
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